El Pabellón Bunge y
Born fué construído en 1966 en Buenos Aires, Argentina, no solo fué una estructura
arquitectónica importante para la feria del Centenario del mismo año, fué la
larga esperada materialización de los sueños de su creador. Resultó en una
estructura arquitectónica que contiene parte de la historia Argentina. La
brillante mente detrás de las ponderosas cualidades arquitectónicas y
estructurales del pabellón fué Amancio Williams.
Amancio Williams (1913-1989), nacido en Argentina, hijo de Alberto Williams, “el
padre de la musica Argentina,” estudió ingenieria y fué piloto aviador, después
se convirtió en uno de los arquitectos más reconocidos de Argentina.
Williams se interesó por
la arquitectura poco despues de haber acudido a una lección por Le
Corbusier, quien fué gran inspiración para sus
obras. La influencia de la ideología de Le Corbusier, y las propias experiencias
de Amancio como ingeníero y piloto, son claramente percividas en cada uno de sus
proyectos, especialmente in el Pabellón de Bunge y Born.
El Pabellón Bunge y Born fué una de muchas perfectas incorporaciones
de ideología creativa, estructura y forma que Williams creó. El pabellón
compuesto de dos áreas de exhibición semi-circulares y un monumento que consta
de dos estructuras tipo “paraguas” fué basado en fuertes creencias
arquitectónicas. Una de las filosofías de Amancio que mas resuena en su
arquitectura es: “crear, inventar, descubrir: las funciónes más nobles del
hombre.”
Amancio utiliza la propia estructura para lograr la
ilusión de auscencia de peso y gravedad en el pabellón y el monumento. El
pabellón fué cuidadosamente esculpido, dejando una pared continua en el segundo
piso y una serie de paredes recesadas en el primer piso. Williams usa esta
estratégia para poder poner mas masa en el segundo piso y así acercarse mas a su
meta de “escapar de la gravedad.” Las cuatro paredes del primer piso estan
localizadas a la orilla de los volúmenes semi-circulares y dejan que el segundo
piso quede en ménsula. De cerca y desde el interior uno puede apreciar la
ingravidad de la estructura. Esto fué possible debido a la reinterpretación que
Amancio hizo de la planta libre al sustituir los pilotis por paredes. Williams se
aseguró de que la importacia de estas paredes quedara registrada con precisión.
Williams acentúa
estas paredes en sus planos del primer piso. Dibuja las paredes con una linea
mas gruesa y representa las otras paredes interiores con una linea delgada,
aunque estas sean parte del sistema structural del pabellón. La manera usual de
dibujar estas paredes es justo lo inverso. Convencionalmente, los planos
arquitectónicos representarían las paredes interiors que son las que sostienen
la estructura con líneas gruesas y las paredes semi-circulares con una linea más
delgada. Como resultado de ciertas decisiones premeditadas, Amancio logra su
objetivo de hacer que el pabellón aparente una masa flotante sin sentido de
fijación.
Las “sombrillas estructurales que complementan al espacio de
exhibición son dos bóvedas cuadrangulares invertidas, cada una sostenido por una
delgada columna de concreto. El diseño de las “sombrillas” fué concevido mucho
tiempo antes de que se construyera el pabellón Bunge y Born. Amancio comenzó a
estudiar esta forma en 1939 (27 años antes del Pabellón Bunge y Born) mientras
trabajaba en un proyecto hospitalario, Tres Hospitales en Corriente (1948-1953).
La bóveda invertida fué concevida como una
cáscara de 5 cm de densidad. La características inherentes de la cáscara
permiten que pueda sostener su peso y al mismo tiempo mantener
su equilibrio.
Su forma
también ayuda contra la resistencia del aire. La retención del agua tampoco es
problema, ya que la “sombrilla” desagua por el centro hueco de la columna de
concreto. Esta forma peculiar fué estudiada con gran detalle; Amancio produjo
más de cincuenta maquetas de estudio de las sombrillas. Aunque las sombrillas
fueron concevidas durante el proyecto de Tres Hospitales, no fué hasta que
Amancio desarolló un diseño para el monumento de su padre, Alberto Williams, que
él diseño de las sombrillas se solidificó.
Aunque las “sombrillas” están
situadas una enseguida de la otra, nunca se tocan. Las estructuras son
básicamente independientes la una de la otra, pero su cercanía crea cierta
tensión entre las dos. Esta tensión permite que el espectador las perciva tanto
como una sola pieza como dos entidades separadas.
Amancio aplica similarmente la estratégia de tensión entre
elementos por todo el proyecto. Los dos volúmenes cilíndricos dentro del espacio
de exhibición son situados y esculpidos de tal manera que se crea una tensión
entre ellos. Justo como las “sombrillas” y el pabellón de exhibición mantienen
una tensión individualmente, Williams creó una tensión perfecta entre los dos
elementos.
La
estructura en sí puede ser descríta como una arquitectura sin columnas o
soportes obvios, una arquitectura donde “todo lo que es forma es simultaneamente
estructura.” Aunque el Pabellón Bunge y Born aparenta alcanzar su forma
ignorando principios estructurales, en realidad, su elegante arquitectura es el
producto de ingeniería ingeniosa y construcción cuidadosa.
A pesar del deseo de Williams de
conservar el Pabellón Bunge y Born como un monumento a su padre, fué demolido
poco despues de su corta exhibición. Treinta años después, ya fallecido Amancio,
la ciudad de Vicente López en Argentina comicionó la reconstruction de las
“sombrillas.” Estas fueron
reconstruidas en un sitio frente al Río de la Plata
en honor a Amancio Williams. El monumento fué reconstruido por Claudio Vekstein,
último discípulo de Amancio y Claudio Williams, hijo de Amancio.
El hecho de que las “sombrillas” fueran inicialmente diseñadas para un monumento
que nunca se materializó, que fueran introducidas en un pabellón de exhibición,
y que finalmente fueran reconstruidas en honor de su creador es una historia.
Hoy, las “sombrillas” orgullosamente mantienen la historia presente desde el
horizonte del Río de la Plata.
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