Buenos Aires / Argentina |
Reacción pasiva / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste [26/12/10] |
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Centrado en construir una arquitectura doméstica adecuada a las condiciones que plantea la climatología de las zonas de montaña del Pirineo leridano, Josep Bunyesc, en una objetividad que deriva de la anteposición de unas necesidades pragmáticas del edificio sobre cualquier otro tipo de consideración o ambición distintiva, evidencia cómo la definición de soluciones avanzadas dentro de una tecnología de sostenibilidad es producto de un estudio riguroso y de una investigación innovadora de las situaciones y recursos disponibles reales para definir nuevas estrategias materiales y constructivas que permitan crear edificios de menor costo y mayor autosuficiencia energética y que corroboran al ejercicio de la arquitectura hecho desde la premisa de la sostenibilidad como un compromiso consciente y como una vía de desarrollo para ésta. Con Casa Passiva Arboretum y ‘Capsa Habitable’, Bunyesc reafirma la importancia de la dimensión del arquitecto como un artífice técnico. Explorando el potencial de los nuevos avances industriales y aplicándolos para redefinir los procedimientos tradicionales de la construcción local, de lo próximo, de una manera que propone para una coherente contemporaneidad para esa tradición – que en Bunyesc parecería ser entendida como una inquebrantable lógica resultado del modo en que naturaleza y hombre, vinculados, han entretejido la identidad de ese lugar- y que se esfuerza asimismo por integrar la actividad arquitectónica como un engranaje dentro del sistema económico comarcal. Ambas casas se caracterizan por estar construidas mediante elementos prefabricados de madera y un sistema diseñado por Bunyesc y que se basa en una actualización del antiguo uso de hierba seca como material aislante, remplazándolo por lana de oveja, otro material disponible en la zona y cuyo proceso de preparación genera un muy bajo nivel de emisiones de CO2). En ‘Capsa Habitable’ lleva a cabo una intervención en una antigua vivienda rural abandonada con la que trata, por un lado, de poner de manifiesto la posibilidad de prolongar la durabilidad de una estructura arquitectónica que, debido a los cambios económicos y sociales en la zona donde se encuentra, había quedado obsoleta; y, por el otro, como hacerlo mediante una utilización mínima de recursos materiales. El resultado es una caja ligera de madera de 35m2, en cuyo espacio las estancias se organizan en transición, inserta en la estructura preexistente, capaz de brindar confort doméstico mediante los recursos esenciales y capaz de reducir en cinco veces el consumo estándar de calefacción, gracias a su envolvente y a la estudiada ubicación de vidrieras en dirección sur que en invierno permiten la penetración del calor solar y que en verano, la detienen. En Casa Passiva Arboretum, el buen aislamiento gracias a la envolvente y uso de dobles cristales, la incorporación de un sistema de ventilación con un recuperador de calor con un rendimiento del 70% y el estudio para lograr una óptima captación de energía solar en invierno logran un consumo del edificio notablemente inferior a los niveles que solicita el estándar europeo Passivhaus. Pero el factor que sobresale es cómo Bunyesc logra un sistema de construcción innovador basado en una altísima precisión tanto de proyecto como de elaboración en taller y que permite una construcción en seco, muy rápida y que reduce al mínimo la generación de residuos de obra y que permite la total reciclabilidad posterior de los materiales y que se propone como un modelo aplicable a otras tipologías arquitectónicas, garantizando una construcción rápida de bajo impacto ambiental y mínimo mantenimiento económico y ‘al alcance de nuestra sociedad’. Formas de hacer como la de Josep Bunyesc, con edificios que huyen del narcisismo formal o conceptual al que los flujos elitistas de las tendencias arquitectónicas tratan de someter al edificio y su autor aun en este periodo de crisis, son evidencias de la factibilidad de nuevos paradigmas y del desvío hacia otra actitud arquitectónica, sustentada en la sensibilidad del sentido común a la hora de marcar sus niveles de calidad y valor. ‘El dominio de la estructura y los materiales y la presencia de una artesanía experta forman parte esencial de la buena arquitectura’, escribe Juhani Pallasmaa en ‘Una arquitectura de la humildad’: una síntesis de los elementos presentes en esa actitud de Bunyesc, donde los conceptos básicos de lo vernáculo a través de lo artesano y lo industrial sirven para materializar una arquitectura de responsabilidad e integridad.
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste Publicado en suplemento 'Cultura/s', La Vanguardia, Barcelona - Número 444
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