Buenos Aires / Argentina |
Los Fabulosos Herzog & de Meuron / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste [30/08/08] |
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Si los organizadores de los Juegos Olímpicos de Pekín han centrado gran cantidad de su esfuerzo en lograr el mayor impacto mediático posible, lo han logrado indudablemente gracias al que ha sido el edificio más visto y nombrado durante estas últimas semanas, el 'Nido de Pájaro', un edificio que ha superado en espectacularidad y visibilidad al Allianz Arena, el icono del último Mundial de Fútbol, el gran evento antecesor de estas olimpiadas. No es ninguna casualidad que detrás de estos dos santuarios contemporáneos se encuentre la firma del estudio de arquitectura más deseado del momento. Hace poco más de una década que podía haber resultado inimaginable pensar que Herzog & de Meuron serían los autores de proyectos de envergaduras como la del Estadio Olímpico de Pekín, la próxima ampliación del museo Tate Modern en Londres o un gran complejo arquitectónico como será la nueva sede de BBVA en Las Tablas (Madrid). Como se anunció recientemente, el estudio suizo ha sido seleccionado para diseñar el nuevo emplazamiento de esta entidad financiera, con una superficie total de 100.000 m2 y capacidad para acoger a 6.500 empleados. El proyecto, se anticipa, incorporará las más avanzadas técnicas constructivas y tecnológicas, alta flexibilidad de espacios, bajo coste de mantenimiento y se compromete con el desarrollo urbano de la ciudad. Características todas ellas, que plasman los valores con que BBVA desea afirmar su identidad, y que han sido comprendidas de una forma clara por la propuesta presentada Herzog & de Meuron. El proyecto, que se estima tardará unos tres años en construirse, se desarrollará en base a seis edificios, cuya piel será definida por cristal y vegetación y que estará protagonizado por una estrecha torre de unos cien metros de altura. Herzog & de Meuron fue hasta comienzos de los años 90 el nombre con el que estaban firmadas piezas de joyería arquitectónica que fascinaban por su refinamiento. En un momento en que la arquitectura se esforzaba por lograr filigranas formales, Jacques Herzog y Pierre de Meuron –como responsables de un estudio que crecía lentamente- mantenían un perfil bajo, reivindicando una concentración en la esencialidad de la arquitectura a través formas depuradas y un tratamiento de los materiales y superficies experimentando –entre lo científico y lo artístico- a la búsqueda de su mayor expresividad y belleza: llograr un tratamiento de éstos mediante el que se extremase la dimensión física de cada estructura. Edificios a pequeña y mediana escala, como la Casa Azul, el Puesto de Señalización Auf dem Wolf y la fábrica Ricola (en Basilea), la Casa Rudin (Leyden), la Bodega Dominus (Napa Valley) o la Biblioteca de Eberswalde hicieron patente la capacidad de estos arquitectos para proponer una arquitectura cuyo objetivo primordial era el de lograr apelar a los cinco sentidos y trastornarlos para redimensionar la imagen y la percepción de la realidad. El estudio fue fundado en 1978 en Basilea por Jacques Herzog y Pierre de Meuron como 'la única solución lógica' para dos jóvenes menores de treinta años, recién licenciados, y determinados a realizar la arquitectura en la cual creían. Habían sido infatuados alumnos de Aldo Rossi, habían colaborado en diferentes proyectos artísticos de Joseph Beuys, y equilibraban su vocación de indagación en lo sensible con la racionalidad que les imponía el riguroso contexto suizo. El cambio de escala, el salto de ser un nombre únicamente conocido y venerado en el medio arquitectónico pero que desarrollaba su obra en un ámbito muy localizado a obtener el premio Pritzker y convertirse en una de las firmas omnipresentes en cualquier concurso con alcance global, llegó con el proceso de metamorfosis que desarrollaron para transformar una antigua central eléctrica en el museo Tate Modern y que resolvieron con una excelencia que desconcertó a quienes consideraban al pequeño estudio suizo incapaz de acometer un encargo semejante. Desde ese momento se fueron sumando a su currículo proyectos tan relevantes y que cimentaron una nueva identidad para la arquitectura de Herzog & de Meuron como la Biblioteca Universitaria (Cottbus), el edificio Schaulager (Basilea), el Centro de Danza Laban (Londres) el Walker Art Center (San Francisco) o el local Prada Aoyama (Tokio). De forma evidente, en esta singladura, la segunda parte en su trayectoria, su arquitectura ha encontrado en España un buen terreno donde asentar cimientos. El recientemente inaugurado CaixaForum en Madrid, la Plaza de España y la sede del TEA en Tenerife, la Ciudad del Flamenco en Jerez de la Frontera, el edificio Fórum en Barcelona y el proyecto para el Espacio Goya en Zaragoza preceden a este nuevo encargo para la sede de BBVA. Amigos desde la infancia y personalidades complementarias, en un universo de personalismos y egos individuales –al que han demostrado seguramente no ser totalmente invulnerables- Herzog & de Meuron han logrado mantener la integridad de su identidad bicéfala desde la que parecen haber preservado el desarrollo de aquellos intereses creativos compartidos. La mayor visibilidad mediática del rostro de Herzog no ha sido capaz de opacar el silencioso carisma de de Meuron. La comparación más acertada para comprender su asociación es la del dúo de pianistas, planteada por el crítico Kurt W.Foster: la pieza es producto de la ejecución conjunta, ninguno de los intérpretes es protagonista y el otro mero secundario. Si esa proyección meteórica y el reconocimiento masivo les han permitido desarrollar y materializar ideas de arquitectura que expresaban un lenguaje muy personal, pudiendo trasladar una visión arquitectónica que en principio era una fina elaboración material y conceptual a los grandes emprendimientos y a la monumentalidad de sus últimas obras, en este camino de tres décadas se han diluido tal vez valores a causa de la globalización de los encargos y las nuevas dimensiones que ha tomado su obra. Como si de autores de cine intimista se tratara, que pasan de pequeñas obras maestras y artesanales a trabajar para grandes productoras hollywoodenses. Algo de la pureza de aquella arquitectura se ha extraviado; pero con mucha seguridad, otro mucho se ha ganado. La sede de BBVA es su gran desafío ahora, ¿será posible el salto a la super-escala y seguir palpando el valor profundo de Herzog & de Meuron?
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste Publicado en ABC
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