Buenos Aires / Argentina |
NEXT GENE 20, Piezas de arquitectura / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste |
archivo >>> |
|
Galería de imágenes >>> / Video promocional > squint/opera |
|
Ya no basta con tener dinero y poder adquirir una vivienda de lujo. También hay que ser un conocedor, para no sólo ostentar la riqueza sino para saber comprar arquitectura. Ésta debe venir firmada por un arquitecto que tenga o se atribuya a sí mismo un cierto prestigio mediático. Estas dinámicas se hacen posibles gracias a los aportes de un capital especulativo procedente de la fortuna de nuevos ricos, a quienes poco les interesa el tema arquitectónico, pero que realizan sus inversiones esperando no sólo beneficios materiales sino también de darse una pátina de mecenas de vanguardia que los eleve un escalafón más imbuyéndoles de un prestigio del que no les imbuiría la mera posesión de capital y la habilidad y éxito en los negocios. Si esto es indispensable para el comprador, para el arquitecto globalizado está el plus de marcar un hito más en el mapa de su territorio de operaciones. Propiciar una conquista más para evangelizar sobre la buena nueva de la arquitectura en países donde, supuestamente según el criterio de estos arquitectos, la modernidad ha tenido poca significación y donde los aborígenes aguardan al hombre blanco con respeto y veneración. Todo esto, que en un principio, podría entenderse como una serie de despropósitos, y que seguramente en muchos aspectos ciertamente lo es, parte de una intención de base genuinamente optimista. Taiwán es un país que en estos momentos atraviesa un activo proceso de apertura hacia el exterior en la búsqueda de influencias y caracteres que converjan en la formulación de su propia identidad actual. De este proceso forma parte la convocatoria de arquitectos –procedentes tanto de países occidentales como del Lejano Oriente- como Peter Eisenman, Zaha Hadid, Tadao Ando o Toyo Ito, quienes llevan adelante en este momento proyectos de envergadura en ciudades como Taipei, Taichung, Kaohsiung o Hschinchu. En este contexto, -y a la estela de otros proyectos como Heyri Art Valley (Corea), CIPEA y Ordos 100 (China) que integran la participación de arquitectos locales e internacionales- el emprendimiento de carácter privado NEXT-GENE 20 ,encabezado por el promotor inmobiliario Tony Lu y dirigido por el arquitecto Yu-Tung Liu, emerge como una iniciativa de ambición significativa, ya que no sólo trata de fomentar el diálogo entre perspectivas locales y foráneas sino que, a la manera de una especie de Weissenhof Siedlung para el comienzo del siglo XXI, trata de generar la posibilidad de investigar y desarrollar nuevos modelos de vivienda para nuestro tiempo. NEXT-GENE 20 reúne a veinte arquitectos –diez taiwaneses y diez internacionales- para diseñar un total de ciento setenta y seis viviendas en el noreste de la isla, en Aodi – a unos cincuenta minutos de Taipei, la capital. Se trata de una zona de gran belleza natural, cuya zona costera es un parque natural protegido. Cada arquitecto debe desarrollar la planificación del área que le es asignada, contando con tres o diez casas, en función del terreno que le ha sido asignado. 'Cada arquitecto debe 'cultivar' su propia tierra' sugiere metafóricamente Yu-Tung Liu, enfatizando que el concepto que ha sido propuesto a los arquitectos es el de plantear nuevos estilos de vida, conceptos de entornos residenciales, que surjan de una reflexión acerca de cómo plantear nuevas relaciones que hibriden la casa y el hecho de habitar con el paisaje. 'Llamamos al proyecto Next Gene porque la vida, el pensamiento, la percepción o el estilo de vida deben ser distintos dentro de este nuevo entorno', añade Liu. Por todo esto, Next Gene20 tiene interés: por el fundamento de su base proposititiva y por un compromiso de utilidad con el desarrollo arquitectónico, así como la voluntad de arriesgar conceptos para la arquitectura contemporánea que puedan constituir paradigmas para el desarrollo. 'Este tipo de procesos son como 'tormentas de ideas', apunta Liu. El emprendimiento hace hincapié en la posibilidad del desarrollo de nuevos modelos de habitar, pero posiblemente el reto más grande y estimulante que propone es la posibilidad de desarrollar un nuevo concepto de comunidad residencial – si es que esto es posible- no enmascarándola como una eutopía: otorgando la posibilidad de vivir en un paisaje natural a la vez que se trabaja en la ciudad. Puesto que es preciso tener presente que tras toda esta pantalla de idílica vanguardia, lo producido por Next Gene20 es esencialmente una mera urbanización para las clases pudientes. Si este aspecto se asume sin disimulos, el proyecto propone una auténtica nueva formulación para este tipo de desarrollos inmobiliarios, rechazando esas arquitecturas cursis, estereotipo arquitectónico de telefilmes, a través de conceptos domésticos que crean nuevos marcos de relación entre los espacios interiores simultáneamente en interacción con los espacios exteriores y en la construcción de una relación fluida del paisaje con la vida del hogar. El compromiso ante el proyecto y los resultados de las propuestas formuladas es dispar. Si bien la mayoría de los arquitectos locales despliegan todo el potencial de su lenguaje formal y conceptual con mayor o menor fortuna, entre los arquitectos internacionales destaca la calidad y coherencia de los proyectos de Fernando Menis y Kengo Kuma, cuya actitud creativa madura y sobretodo sensible les permite aventurarse en un profundo diálogo poético con el lugar, en el que son capaces de hacer emerger la intensidad de su propio lenguaje arquitectónico. Esta actitud contrasta rotundamente con aproximaciones más mediocres o tediosas, seguramente atentas al objetivo de lograr conceptos contemporáneos de bienestar en armonía con el paisaje, pero que no logran trascender la categoría de la corrección. Desafortunadamente, Next Gene20 no ha sido inmune a esa cierta actitud en la arquitectura actual, y no sólo entre la arquitectura de las estrellas de primer nivel, que ha perdido todo el compromiso y en la que el arquitecto en un personaje tramposo que intenta vender su producto prefabricado, como dejan patente los mediáticos MVRDV, desde la soberbia y una completa ignorancia, no sólo por su desdén hacia el comitente sino por su propia incapacidad de generar arquitectura creíble. En la misma senda se encuentra Julien de Smedt, con su artificiosidad, con una propuesta aberrante por su incapacidad para adecuarse a una cuestión funcional tan evidente como la climatología del lugar. El desinterés en la cultura local, una posición totalmente simplista, que les capacita para sin trasplantar caprichosamente y sin avergonzarse sus modelos preconcebidos y bien conocidos. La desidia, la incapacidad o el temor al riesgo de asumir de lleno como un desafío el meditar los conceptos y necesidades propuestos por este emprendimiento han llevado a algunos arquitectos a desperdiciar el valor de la oportunidad ofrecida. Cabe esperar el desarrollo material de este emprendimiento para constatar en el futuro si este experimento de especulación y espectáculo, ahora aún en estado de idea (promoción y venta), sirve verdaderamente como un estímulo para el desarrollo de la arquitectura o, por el contrario, para delatar sus carencias.
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste Publicado en ABCD las Artes y las Letras - Número 864
|
|
diseño y selección de contenidos >> Arq.
A. Arcuri
|
|
|