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Hitchcock arquitecto / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste  [09/04/08]

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La angustia del individuo, la perturbación absoluta que puede subyacer o emerger de entre las apariencias estables de lo cotidiano, el ataque a las seguridades basadas en la concepción plenamente racional de la realidad son la materia de la obra hitchcockiana. Imaginar y construir una narración situada en unos lugares visualizados según una concepción espacial no determinada por unos parámetros estilísticos, sino por la sustancia de la comprensión que todo edificio y espacio posee, una dimensión psicológica y simbólica, es un acto arquitectónico. Construyendo realidades diegéticas, donde el significado de la arquitectura, el espacio, las organizaciones y atmósferas de los lugares habitados, que, en su presentación visual poseen un énfasis expresivo, una fenomenología propia y bien diferenciada, Alfred Hitchcock se transforma en arquitecto; indudablemente, de la misma manera en que Piranesi con el dibujo o E. Hoffmann en la literatura lo son. Hitchcock es el constructor de una poética tétrica y claustrofóbica del espacio.

Marco de significado. El cineasta comprendía la arquitectura como "el gran y eternamente provisional marco del significado humano". Su sensibilidad casi obsesiva hacia ella como escenario de la vida da a entender las razones de la profunda y compleja trascendencia que adquieren los decorados y localizaciones en sus filmes -a veces, subordinando a los actores al protagonismo e intensidad visual de éstos-. Las impecables construcciones visuales de espacios interiores y la relación con el entorno urbano de los personajes en sus películas están imbuidas de una dimensión psicológica que, aun concebidas como una prolongación simbólica del personaje que ocupa o percibe dicho espacio, poseen valor como expresión visual de estados psíquicos humanos.

Partiendo de la comprensión que esta sensibilidad y capacidad visual para indagar y revelar aspectos sobre la complejidad de las dimensiones conceptuales de la experiencia arquitectónica hace de Hitchcock un arquitecto, el historiador del arte Steve Jacobs corrobora a través de su ensayo The Wrong House (010 Publishers) a Hitchcock como un intérprete visual de la concepción moderna del espacio arquitectónico.

Clímax urbano. Jacobs realiza concienzudos análisis de los aspectos dialécticos contenidos por las arquitecturas que intervienen en cada una de sus películas, incluyendo los planos de las viviendas donde transcurren sus diferentes filmes -algunas tan icónicas como la Mansión Bates de Psicosis-, analizando como rasgo distintivo de su estilo el situar escenas de gran clímax en edificios o localizaciones urbanas emblemáticas. Indica asimismo que algunas de las más cruciales cintas del director discurren en un único escenario y que su construcción a partir de recursos fílmicos debe ser igualmente entendida como evidencia de su capacidad magistral para imbuir de una fenomenología arquitectónica a la imagen cinematográfica.

Hitchcock debutó en el cine como director artístico y, aunque posteriormente no fuese él el creador directo de las arquitecturas y atmósferas interiores de sus películas, sino los diferentes directores artísticos que colaboraron con él, recalcó persistentemente la importancia crucial de su tarea: "Un director artístico debe tener un conocimiento y comprensión amplia de la arquitectura. Debe ser capaz de distinguir entre lo que caracteriza un tipo de alojamiento y lo que individualiza a los habitantes de dicho alojamiento", escribiría al respecto.

Jacobs recalca la decisiva importancia que para Hitchcock constituyó su experiencia profesional como director artístico en filmes mudos alemanes de los años 20, donde asimilaría los conceptos del caligarismo y del Kammerspielfilm. Del primero adoptaría las sombras, espejos y paisajes oscuros para poner en escena un mundo físico oscuro, angustiante y violento, reflejo de un estado psíquico enfermo; del segundo, la meticulosa atención al detalle con que se retrataba la vida de individuos comunes en entornos cotidianos opresivos. Ambos influirían en su concepción del decorado cinematográfico como un espacio objetivo y realista imbuido de la dimensión subjetiva de los personajes.

El potencial de la imagen. De igual modo, aunque éste sea un aspecto en el que Jacobs no se adentra en su análisis, es posible que fueran influyentes sobre Hitchcock en ese mismo periodo las teorías que argumentaban eufóricamente el potencial de la imagen cinematográfica como nuevo territorio donde concretar visiones arquitectónicas radicales, poderosas impresiones visuales que provocaran una experiencia emocional netamente diferenciada por su intensidad de las de la "realidad".

La imagen hitchcockniana crea un espacio que deliberadamente se distancia de la realidad, no sólo del espectador, sino incluso a menudo de los individuos que ocupan dicho espacio: la esencia potente de la imagen y la narración fílmica como cauces de la experiencia arquitectónica creada. El decorado en los filmes de Hitchcock es un laberinto en el cual todos -personajes, director y público- se extravían y se encuentran a sí mismos en la intensidad de sus emociones, escribe el crítico Pascal Bonitze, citado por Jacobs.

La Historia de la Arquitectura no debe abarcar únicamente la Historia de los edificios construidos, ni la de los no construidos diseñados por prominentes arquitectos. Incorporar a Alfred Hitchcock a esta Historia, algo que se hace posible a través de ensayos como The Wrong House, se hace indispensable para desliteralizar la imaginación de los arquitectos, sumidos hoy en la contemplación y asimilación de imágenes vanas de arquitectura y en la autorreferencia dentro de la disciplina. Alfred Hitchcock logró la construcción de imágenes arquitectónicas arraigadas en lo arquetípico. Como individuo dotado de una específica forma de sensibilidad arquitectónica, reflexionó sobre la naturaleza esencial de lo arquitectónico, que viene dada por la construcción y experiencia del espacio. No solamente el espacio material, sino también la esencia filosófica del término «espacio» en contacto con la psique humana.

Énfasis del objeto. Su aportación resulta fundamental más allá de la cinefilia, puesto que permite abrir una reflexión sobre el significado de la arquitectura, un término que se encuentra rozando un proceso de denostación provocado por el énfasis en el objeto. La reflexión sobre esa dimensión esencial e inmaterial del poder del espacio a la que nos conducen los fotogramas de las películas de Alfred Hitchcock tal vez nos sitúa ante una definición que sublima auténtica complejidad y belleza de la arquitectura, exponiendo la necesidad de un vínculo profundo entre ella y el individuo. Una visión arquitectónica que fue construida en la mente de un no-arquitecto

 

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste

Publicado en el suplemento cultural de ABC.es

 

 

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